En el proceso de publicación de una nueva obra intervienen muchas personas. Todas ellas toman de referencia el manuscrito original, pero lo cuidan, mejoran y presentan desde diferentes puntos de vista y centrándose en diversos aspectos. Uno de los profesionales esenciales durante el proceso es el corrector editorial. Aunque el nombre de este trabajo ya explica bastante bien cuáles son sus funciones principales, lo cierto es que su labor va mucho más allá. Hoy quiero hablaros del trabajo del corrector editorial, ¡estad atentos!
¿Qué hace y qué no un corrector editorial?
Un corrector editorial se encarga de revisar cualquier texto literario desde una perspectiva gramatical, ortotipográfica y de estilo. Todos los cambios que propone se basan en la objetividad para mejorar la calidad del texto y su corrección, así que se atiene siempre a las recomendaciones lingüísticas y normas del español. Estas están dictadas por la Real Academia Española o instituciones de prestigio, como la Fundéu. Las correcciones pueden hacerse tanto en manuscritos en papel como en formato digital. Esta última es la opción más frecuente y extendida.
Sin embargo, un corrector editorial jamás aplicará cambios subjetivos porque prefiera una opción frente a otra. Asimismo, en los casos en los que convivan dos opciones para una misma norma, prevalecerá la preferencia del autor o autora. Tampoco intervendrá sobre el contenido de la obra o sobre posibles incoherencias que haya en él. Su criterio, por lo tanto, es profesional y no personal. Por lo general, los criterios de corrección que sigue están definidos en el manual de estilo de cada editorial.
¿Cuándo es necesario?
El trabajo de un corrector de textos, un corrector editorial o de estilo es necesario en casi todos los procesos de publicación. Su intervención en el texto será mayor o menor según la calidad del texto original o de las revisiones que el propio autor o autora ya haya hecho. En ocasiones es necesaria la colaboración de varios profesionales. Por ejemplo, uno puede centrarse únicamente en la ortotipografía, mientras que otro trabajará más con el estilo. No olvides que hay tantos tipos de profesionales como necesidades.
¿Cómo contratar sus servicios?
Muchas editoriales ya incluyen los servicios de un corrector editorial para que mime cada manuscrito antes de su salida al mercado. En el caso de las editoriales de autopublicación o de publicación conjunta, es frecuente tener que pagar este servicio aparte. En cualquier caso, su inclusión en el proceso de edición siempre es recomendable. Al fin y al cabo, un autor conoce tan a fondo su obra que le será difícil detectar posibles errores.
Si la editorial con la que has decidido publicar no incluye estos servicios, contrata los servicios de un corrector editorial autónomo. Para localizarlos, recurre a las redes de profesionales, como ASETRAD (Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes).
Ahora que ya conoces la figura del corrector editorial, ¿crees que la necesitas para tus próximas publicaciones? Recuerda que no solo trabajan con manuscritos finales, sino que puedes contratar sus servicios si estás pensando en mandar un manuscrito nuevo a una editorial para su valoración. De este modo, presentarás un trabajo más limpio y profesional.