Cuando llega la hora de enfrentarse a la hoja en blanco, las personas que nos dedicamos a escribir podemos encontrarnos en diferentes circunstancias, algunas completamente opuestas: en ocasiones, no sabremos cómo empezar y, en otras, las palabras nos saldrán disparadas. Todo dependerá de la inspiración y de las ganas que tengamos de crear un personaje que protagonice nuestra historia. Esto último no siempre es sencillo, pues será el protagonista y la acción central recaerá sobre él. Por ello, hoy quiero daros consejos para crear un personaje único, digno de cada aventura.
Crear un personaje: ¿por dónde empezar?
Lo más importante que debes tener en cuenta es que crear un personaje no es un proceso lineal. Esto significa que, al igual que nos ocurre a las personas, podrá ir cambiando conforme evolucione tu historia. Basta con que tengas una idea de los conceptos clave: ¿cuál es su papel dentro de la historia? ¿Cómo lo imaginas a nivel físico y psicológico? ¿En qué entorno se mueve? ¿Su contexto influye en el desarrollo de la trama? Te explico brevemente cómo dar respuesta a cada una de estas preguntas para crear un personaje.
Su papel en la trama
Como bien sabes, puede haber personajes principales o secundarios. El tiempo que tienes que dedicar a su creación es directamente proporcional a su relevancia en la historia. En definitiva, crear un personaje principal poco claro, confuso o con el que el lector no pueda empatizar supone un claro riesgo para la lectura. Si nadie consigue empatizar con él, es posible que el volumen quede aparcado en una estantería.
En este primer momento, basta con que decidas qué hace ese personaje, a qué se dedica o en qué momentos de la historia estará presente. Recuerda nuevamente que toda esta información podrá ir cambiando conforme avances con la escritura.
Descripción física y psicológica
Este tipo de datos son cruciales a la hora de crear un personaje y están muy relacionados con la ya mencionada empatía del lector. En relación con las descripciones físicas y psicológicas, encontramos dos tipos de adjetivos descriptivos. El primer grupo está formado por los esenciales y condicionantes, es decir, por aquellos que tienen relevancia para la trama y por los que influyen a la historia. Hablamos, por ejemplo, de la profesión del protagonista, de su género o de su apariencia física. El segundo grupo lo integran los adjetivos explicativos, los más generales. Pueden tener relevancia puntual (en escenas o capítulos concretos, por ejemplo), pero no son tan relevantes. Ten en cuenta esta diferenciación a la hora de crear un personaje único.
El entorno y el contexto
La creación de personajes también está relacionada con el entorno y el contexto en el que se mueven. En muchas ocasiones, las descripciones de lugares son esenciales para comprender el desarrollo de la historia o el por qué de crear un personaje u otro en una escena. De nuevo, si el entorno y las descripciones de los protagonistas implicados no coinciden, podremos crear una distopía que aleje al lector del disfrute de la obra.
Por último, no olvides revisar que la descripción es constante durante la obra o incluso entre volúmenes de una misma saga. De nada sirve tener una buena historia si los elementos son inconsistentes. En caso de que necesites inspiración, puedes crear un moodboard, es decir, un tablero con imágenes que identifiquen a cada personaje. Del mismo modo, también puedes recurrir a las fichas para que no se te pase nada por alto. Te serán de gran ayuda para revisar el contenido de tu manuscrito.
Ahora que ya conoces cuáles son los pasos más básicos para crear un personaje, ¿a qué esperas para darle forma a los protagonistas de tu próxima historia? No olvides que la literatura imita escenas cotidianas, más o menos alejadas de la realidad, por lo que será esencial tener en cuenta el marco narrativo para desarrollar una historia creíble en su propio contexto narrativo.