Cada persona tiene sus manías en lo que a libros se refiere. Hay quienes nunca prestan una obra porque tienen miedo de que alguien estropee sus preciados volúmenes o quien teme que el resto descubra los secretos que han ocultado entre sus páginas. Hoy os hablo del decálogo de un buen lector, es decir, de aquellas condiciones que todo buen amante de los libros debe cumplir para considerarse tal. ¡Pero recuerda! Esto es solo orientativo. Cada persona puede establecer su propio decálogo.
1. Los libros no se pintan
Aunque hay quien toma anotaciones en los libros, quien los subraya y quien anota sus pensamientos entre las líneas del texto, personalmente considero que los libros deben conservarse intactos. Para mi, su estado de conservación es sinónimo de como es una persona. Asimismo, pueden asemejarse con nuestro hogar. Los mantenemos limpios, ordenados o, por el contrario, en desorden y en mal estado? No pintarlos es una forma de no intervenir en sus materiales de fabricación.
2. Las esquinas, siempre sin doblar
Seguro que alguna vez has visto a alguien que parece ignorar la existencia de los marcapáginas. Para señalar la página en la que están, estas personas suelen doblar las esquinas, ¡para mí es un verdadero sacrilegio! Estas dobleces pueden deteriorar el papel e incluso provocar pequeños cortes irreparables. Al igual que en el caso anterior, no modificar la forma del papel es una forma de cuidarlo.
3. Los libros de lectura nunca se forran
Quienes tenemos una biblioteca repleta de libros conocemos la sensación de ir a coger un volumen y sentir que se queda pegado al resto. No tiene nada que ver con el paso de los años ni con la suciedad que pueda acumularse entre los libros. Este fenómeno está relacionado con el forro, un material plástico que, al entrar en contacto consigo mismo (es decir, un volumen contra otro), provoca esta incómoda sensación. ¿Alguna vez te ha pasado? ¡Creo que es motivo más que suficiente para no forrarlos nunca!
4. Las fajas: mejor guardadas
Personalmente, no me gustan mucho las fajas de los libros, pero entiendo su utilidad. Siempre me gusta quitarlas para leer, pero, tan pronto como acabo un libro, vuelvo a colocarlas para posicionar la obra en mi biblioteca. Es importante recordar que las fajas nos indican cuál es la opinión de la crítica en el momento de publicación del libro o incluso nos recuerdan qué reimpresión es la que tenemos entre manos. En un futuro, podrían llegar a añadir cierto valor al volumen.
5. El orden es primordial
¿De qué nos vale tener cientos de libros si no podemos localizarlos a causa del desorden? Para mí, mantener un orden es más que esencial. Existen cientos de métodos para ordenar una biblioteca, así que no hay excusas. Si ves que tu colección crece poco a poco, quizá puedas plantearte hacer un inventario periódico, un catálogo propio o una base de datos. Lo importante es tener localizadas todas las historias que nos gustan.
6. El libro antes que las versiones audiovisuales
En los últimos años, se han popularizado las series y películas basadas en libros. Un buen lector sabe que, ante todo, el libro debe pasar por sus manos antes de adentrarse en su correspondiente versión audiovisual. Sin embargo, en este tema hay muchas discrepancias. ¿Sabías que hay cientos de historias que no consiguieron vender nada en papel, pero que se convirtieron en auténticos éxitos de taquilla en manos de buenas productoras?
7. Un libro siempre será el mejor acompañante
En el tren, en el avión, en la sala de espera del médico o el dentista… Cualquier lugar es bueno para llevarse un libro. Seguro que muchas veces has oído a la gente decir que no lee porque no tiene tiempo, ¡pero yo creo que es cuestión de prioridades! Estamos ya tan habituados a las nuevas tecnologías que olvidamos lo dañinas que pueden ser para nuestra vista o para el rendimiento en el trabajo. Sin embargo, la lectura tiene múltiples beneficios.
8. De nuestro volumen favorito nunca tendremos suficiente
Los clásicos de la literatura nunca pasan de moda. Dado que muchos de estos autores fallecieron hace siglos, sus obras se distribuyen ya sin derechos de autor, lo que provoca que las editoriales diseñen cubiertas increíbles o ediciones dignas de colección. Quienes tenemos un libro favorito, nunca podemos resistirnos a comprarlas cada vez que las vemos en nuestra librería de confianza. Sabemos que la historia es la misma, sí, pero ¿qué más da?
9. Las firmas y eventos son un punto de encuentro
Cualquier feria o evento literario se convierte en la ocasión perfecta para reencontrarse con viejos amigos y ver nuevas caras dentro del sector. Por ello, los bibliófilos aprovechamos estos acontecimientos. Tras dar el salto al mundo de la escritura, me di cuenta de la relevancia que tienen las firmas para ponerle cara a todos mis lectores. Sin duda, no las cambiaría por nada del mundo.
10. Los capítulos nunca quedan a medias
«Un capítulo más y me voy a la cama». ¿Quién no ha dicho (u oído) nunca esta frase? Lo cierto es que un buen lector nunca puede dejar a medias un fragmento de la historia. La intriga nos puede y, además, no siempre es fácil abandonar un relato que nos tiene completamente enganchados. Para mí, esta clase de hábitos ayudan a identificar a alguien ordenado en lo que a los libros respecta.
Estas son, en mi opinión, las diez condiciones indispensables que toda persona debe cumplir para considerarse un lector de primera. Sin embargo, como siempre digo, lo importante es leer. Este momento íntimo junto a un libro es tan diverso como personas existen, cada uno elige cómo disfrutarlo.