¡Por fin ha llegado el verano! Como ya os he avanzado varias veces a través de mis redes sociales, es una de mis épocas favoritas del año. Aunque toda la familia esté por fin en casa durante el día, encuentro más momentos para disfrutar de la lectura y escribir mis propias historias. Hace ya casi un año que comenzó mi aventura como autora de novelas juveniles y, desde entonces, no he dejado de compartir todo mi progreso y mis creaciones a través de mis redes sociales.
Uno de los post que más os han gustado son las historias que creé para Halloween y para Navidad, así que he decidido aprovechar la llegada de esta calurosa estación para escribir una inspirada en ella. ¡Espero que os guste!
Querido diario:
Hace hoy exactamente ocho meses y veintiún días que fui por primera vez a un campamento de verano. Aquel 8 de julio no fue, sin embargo, un día del que haya guardado un recuerdo especial: no me hacía precisamente feliz separarme de mis padres. Al fin y al cabo, solo tenía 9 años. Recuerdo cómo papá intentaba animarme mientras conducía y me contaba un montón de anécdotas de cuando él iba al mismo campamento y de lo bien que se lo pasaba. Se podría decir que ya conocía muchos rincones de aquel maravilloso lugar.
Después de recorrer varios kilómetros atravesando un puñado de pueblos de la sierra de Francia, al fin llegamos. El campamento estaba instalado en una pradera y era enorme. La campa se encontraba vallada en su totalidad y no podía ver nada. En la verja de entrada, hormigueaban decenas de niños de rostros espléndidos y felices que contemplaban el recinto, que miraban a sus padres complacidos, pues hay muchos niños que admiraban el campamento porque para ellos constituía una cosa muy interesante.
Al traspasar el umbral de aquel enrejado, mezclado con el resto de los niños, con la mochila y mi gorra de la suerte, sentía júbilo en los oídos y deslumbramiento en los ojos. ¡Había una zona de juegos increíble! De pronto me pareció que había más niños, que éramos más, quizá porque nos habíamos convertido en una multitud abigarrada y ruidosa que avanzaba sin control hacia la zona de juegos. Enseguida Carlos y María, los coordinadores de la campa, fueron calmándonos poco a poco y nos llevaron al edificio principal. La calma había ido renaciendo progresivamente; tan solo perduraba aquel ligero rumor de impaciencia.
Allí nos fueron contando las actividades que debíamos realizar, las normas que había que cumplir, las prohibiciones que había y después de salir de la inmensa sala oblonga iluminada por la claridad del día, nos fuimos a comer. Por la noche, en torno a la gran fogata que ardía sobre una gran losa redonda, fuimos contando un montón de historias de miedo. Me metí en la cama con un sentimiento nuevo: pensé que papá había tenido una gran idea. A la mañana siguiente había, entre otros, un grupo de aquellos alegres niños que después de haber dejado las maletas en sus cuartos se habían sentado alrededor de una de las mesas que había en la campa. Desde allí, me saludaron y me invitaron a sentarme con ellos. ¡El día empezaba a ser muy feliz porque conocí a Javier, Pablo, Pedro y Juan! Desde entonces, somos inseparables.
Podría seguir escribiendo, querido diario, cientos de aventuras, como la noche en la que hicimos acampada y nos dormimos mirando el cielo estrellado más bonito que jamás haya visto, o la vez que conseguimos ganar al equipo rojo en una carrera de sacos. Hoy me acaba de contar papá que me ha vuelto a apuntar al campamento de este año. ¡Apenas quedan cuatro meses! Se ha apoderado de mí un sentimiento de júbilo que va a impedir que duerma esta noche.
¡Estoy deseando que llegue ese momento!
Hay muchos lugares en esta segunda historia que ya conocéis: la academia de Keswick al inicio, el jardín de Academos… Todos ellos están presentes en un mapa que os mostré a través de mi Instagram. Si tuviera que hacer otro con todos los lugares reales e imaginarios que aparecen en Keswick y el destino de la espada, sería, sin duda, imposible de añadir al libro, ¡quedaría inmenso!
¡Y esto ha sido todo! Espero de corazón que las disfrutéis tanto como las anteriores. En apenas unas semanas tendréis en vuestras librerías Keswick y el destino de la espada, la última de las historias del universo Keswick. Estad atentos a mi Instagram y a mi Facebook, ¡no os perdáis lo que está por venir!