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Lo que nos ocurre con los libros no es sencillo de explicar: pasamos largas horas en librerías tratando de decidir qué volumen nos llevamos a casa, llenamos cientos de estanterías con los últimos títulos del mercado editorial y disfrutamos de días y días de lectura que no queremos que acaben. Reímos y lloramos a partes iguales con las historias que descubrimos. Sin embargo, las partes del libro quedan al margen en todo este proceso. Cuando sostenemos una obra en nuestras manos, ¿nos paramos realmente a pensar en cómo está hecha y en qué partes se divide? Como la experiencia me dice que no es así, hoy he decidido compartir un breve glosario con las partes del libro más importantes al que he añadido algunas anotaciones históricas. ¡Vamos allá!

¿Cuáles son las partes del libro? 

Lo primero que tenemos que saber es que las partes del libro se dividen en componentes físicos y componentes internos o estructurales. El primer grupo está formado por todos los elementos que le dan forma al libro, que lo configuran como objeto y que nos hacen percibirlo como tal. Entre ellos encontramos la tripa, las guardas, la faja, la cubierta, etc. Los componentes internos o estructurales, sin embargo, son los que nos ayudan a organizar el texto. Son, por ejemplo, el índice, el prólogo y el epílogo, la división en capítulos o las páginas de créditos y derechos.

La cubierta y la contracubierta

Aunque en muchas ocasiones solemos llamarlas «portada» y «contraportada», lo cierto es que el nombre que reciben en el sector editorial es otro. Hay dos cubiertas: la anterior y la trasera, también llamada «contracubierta». Como bien sabrás, en ella no solo se incluye el título de la obra, sino también el nombre del autor o autora, el nombre o logotipo de la editorial o una ilustración que llame la atención.

Además, cada vez son más las editoriales que optan por reconocer el trabajo de otros profesionales que hayan colaborado a la producción del libro. Por este motivo, es cada vez más frecuente encontrar el nombre del traductor o del ilustrador en la cubierta. En la contracubierta, por su parte, suele haber una breve sinopsis de la historia y, en algunos casos, ciertas reseñas que los medios de comunicación o expertos en el sector editorial han hecho sobre la obra.

El lomo

El lomo es una de las partes del libro más importantes. No solo es el soporte de los componentes internos del volumen, sino que también recoge gran cantidad de información sobre la obra. En él suelen repetirse el título y el nombre del autor o autora, además del logo de la editorial. Como es posible que sepas, muchas editoriales cuidan milimétricamente este elemento, puesto que hay libros que forman parte de una colección y cada lomo debe estar en sintonía con el resto. Además, cuando vamos a una librería, muchos de los volúmenes están colocados en estanterías, por lo que es fundamental que llame la atención y que sea atractivo.

Otras partes del libro físicas

Además de las ya mencionadas, existen otras partes del libro que no siempre se incluyen, ya que no son esenciales para el correcto diseño de un libro o para su integridad. Entre ellas encontramos, por ejemplo, la faja o la sobrecubierta. La primera de ellas es una pequeña banda de papel que se coloca de un lado a otro del libro y en la que se incluye información relativa a él, especialmente algún dato de actualidad y de cierta relevancia. Es el caso de los galardones que haya podido recibir o de su relación con alguna adaptación cinematográfica. La sobrecubierta, por su parte, cubre todo el libro y, en muchas ocasiones, ofrece una «cubierta alternativa» de la obra, mucho más llamativa. También tiene una función protectora del resto de elementos físicos.

Las páginas de créditos

Nada más abrir una obra, nos encontramos con una de las partes del libro más importantes: las páginas de créditos o páginas de derechos. Como su propio nombre indica, en ellas se recogen datos de gran importancia, como la licencia bajo la que ha sido editado el texto, su ISBN, su lugar de producción, el nombre del traductor, del corrector, etc. Por norma general, se coloca a la izquierda, en una página par, justo antes de cualquier otro contenido.

Prólogo, epílogo, prefacio y otros añadidos

En algunas obras, se incorporan ciertos añadidos al texto que complementan el contenido central. Son unas de las partes del libro que más desapercibidas pasan, ya que normalmente solemos leerlas junto al resto y no nos paramos a analizar por qué se han incorporado. En muchas ocasiones, estas partes se aprovechan para hacer una reflexión más académica sobre el libro, especialmente si se trata de una reedición de un texto clásico, de un compendio de relatos o de un ensayo.

Por lo general, suelen estar escritos por personas reconocidas, ya sean escritores o no, que tengan cierto renombre y prestigio. Sin embargo, no siempre es el caso, ya que, por ejemplo, el epílogo también puede contener hechos posteriores a los narrados en el cuerpo central del texto y pertenecer al hilo argumental de una obra. También es importante destacar que puede haber varios prólogos o uno por cada parte del libro si así está dividido y se considera oportuno.

¡Y hasta aquí este breve glosario con las partes del libro más esenciales y con más relevancia para la configuración de una obra! Lo cierto es que aún quedan muchas más en el tintero y de muchas de ellas podríamos hablar durante horas y horas, ya que la libertad que ofrece el sector editorial es tal que podemos encontrar combinaciones muy diversas. En cualquier caso, recuerda que si no quieres perderte ninguna de las novedades de este blog, puedes suscribirte a mi newsletter gratuitamente. ¿A qué estás esperando? ¡El universo Keswick no deja de crecer día tras día!