Cuando se acerca el inicio del curso escolar, son muchos los niños y jóvenes que buscan actividades que complementen la formación tradicional que ofrecen colegios e institutos. Más allá de las más convencionales como el deporte, la música o la pintura, existen otras muchas que aportan múltiples beneficios, como es el caso del teatro musical juvenil. Gracias a ella se desarrollan diversas facetas de la personalidad de quienes la eligen.
Aunque parezca que no, guarda una relación muy estrecha con la literatura, pues muchas de las obras más representadas ni siquiera fueron escritas para teatro o, por el contrario, han tenido tal éxito a través de los siglos que aún hoy siguen apareciendo en los programas de los mejores teatros del mundo. Por ello, hoy he decidido compartir con vosotros una breve guía sobre las ventajas que tiene esta actividad.
Capacidad de comunicación
En un mundo globalizado donde la comunicación de la información es esencial, aprender a transmitir lo que queremos decir es fundamental. Por ello, el teatro musical juvenil, con la interpretación de textos, ayuda a mejorar la capacidad de comunicación y la proyección de la voz, así como el lenguaje no verbal y corporal.
Del mismo modo, el ritmo de declamación que exigen algunos textos clásicos ayuda a controlar la entonación, el tono, el volumen, el ritmo y la cadencia. Puede ayudar también a superar ciertas emociones negativas propias de la juventud, como la vergüenza o el pánico escénico.
Movilidad y desarrollo físico
Para ser un buen artista y ser capaz de ponerse sobre las tablas de forma continua, es necesario tener una preparación acorde a nivel físico. En el teatro musical juvenil, el baile juega un papel esencial, pues gran parte del elenco participa en las coreografías que acompañan a los textos y que dan vida a la representación teatral. Por ello, es muy importante también entrenar la movilidad, la flexibilidad o la fuerza para poder prevenir lesiones y dar el cien por cien en cada función.
De esta forma, quienes decidan participar en una obra de teatro musical juvenil no solo podrán adentrarse en el mundo de las letras al hacer frente al texto dramático o a las canciones que acompañan a la obra, sino que también estarán haciendo ejercicio físico complementario que repercutirá directamente en la actuación.
Desarrollo de la creatividad y la personalidad
Si algo tienen las artes, es precisamente un impacto extremadamente positivo en quienes se acercan a ellas. Muchas de las consideras artes mayores han sido desarrolladas por grandes genios de diferentes siglos a quienes se consideraba personas creativas, adelantadas a su tiempo y completas visionarias. Practicando teatro, participando en clubs de lectura, asistiendo a clases de pintura o de danza, o aprendiendo escultura estaremos desarrollando nuestra creatividad, ya sea por querer explorar nuestros propios límites o por exigencia o recomendación de un docente que nos guíe durante el proceso.
Por otro lado, tampoco podemos dejar de lado la personalidad: todos sabemos que la adolescencia es un periodo crítico para su desarrollo. Hacer actividades que nos llenen como personas y que nos permitan desarrollar todos nuestros gustos en un entorno sano, comprensivo, cómodo y que nos apoye es muy importante para crecer como personas, pero también como potenciales profesionales del mundo de las artes. Participando, por ejemplo, en un grupo de teatro musical juvenil, encontraremos siempre personas afines con las que compartir gustos, aficiones y vivencias en una época clave para el crecimiento.
Trabajo en equipo
Hacer que una obra evolucione desde los primeros esbozos del texto dramático hasta la representación final conlleva un arduo proceso de trabajo. En muchas ocasiones, las grandes compañías cuentan con un gran equipo de profesionales que descarga del resto de tareas al elenco de actores y actrices. Sin embargo, en los pequeños grupos de teatro musical juvenil son, en la mayoría de ocasiones, los propios intérpretes participantes los que deben ocuparse del vestuario, de la decoración y de asuntos de imagen y sonido relacionados con la puesta en escena.
Todos estos trámites previos y simultáneos a cada una de las representaciones de la obra conllevan un gran trabajo en equipo, coordinación y comunicación entre el equipo. Este hecho favorece también el desarrollo de la capacidad de negociación e incluso la creatividad, un aspecto ya mencionado.
Apreciación del arte y de lo cultural
Una de las grandes críticas que se le hace a las generaciones jóvenes es que no disfrutan del arte en todas sus formas o lo que es peor aún, que no lo respetan o aprecian. Participar en un grupo de teatro musical juvenil les pone en contacto con este mundo, les hará conocer a muchos de los grandes dramaturgos de la historia, los textos clásicos más famosos (¡o los más desconocidos e inéditos!) y provocará que, poco a poco, vayan abriéndose a descubrir otras disciplinas artísticas.
Del mismo modo, cuando tengan que preparar alguna obra con todo lo que ello conlleva (diálogos, ensayos, vestuario, atrezzo…), descubrirán cuál es el verdadero valor del arte. Sabrán, por tanto, identificar cuánto tiempo lleva sacar adelante un producto cultural y presentarlo ante el gran público, sabrán encajar las críticas y podrán hacer las suyas de forma respetuosa y objetiva. Esto les hará disfrutar y valorar también las obras creadas por otras personas.
Estos son solo cinco de los principales beneficios del teatro musical juvenil. Sin duda, podríamos enumerar muchos más, como el nacimiento de una vocación artística entre los más jóvenes o el tiempo de ocio sano que pasan en estos entornos. Además, ¿quién dice que no seguirán manteniendo esta afición en la adultez y que no crearán grupos de teatro musical para adultos que nos hagan disfrutar a todos durante muchos más años? Recordad también que aún estáis a tiempo de disfrutar de la semana siglo de Oro en Salamanca, la ciudad que me ha visto en escritora en estos últimos años. ¡No os lo perdáis!